La alfa-sinucleína es una proteína que interviene en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson y se ha encontrado en pacientes fallecidos a causa de esta patología. La investigación coordinada por el Dr. Miquel Vila, ganador de los VII Premios FEP al mejor artículo científico de investigación sobre la enfermedad de Parkinson, ha demostrado que la propagación de esta proteína puede iniciar y extender en ratones y primates el mismo proceso neurodegenerativo que desarrollan las personas con párkinson. Este estudio abre un campo en la investigación de nuevos tratamientos, ya que esta información sobre el comportamiento de la alfa-sinucleína es un importante avance en la búsqueda de procesos para detener el desarrollo de la enfermedad de Parkinson una vez identificada.
El grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del VHIR, dirigido por el Dr. Miquel Vila, ha trabajado en colaboración con otros profesionales del Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED) y con el grupo francés del Dr. Erwan Bezard en el desarrollo de esta investigación.
¿Qué ha supuesto para usted y su equipo ganar la VII Edición de los Premios FEP al mejor artículo de investigación sobre la enfermedad de Parkinson?
Es un placer y un honor recibir este premio por parte de una asociación de pacientes de párkinson, quienes son los destinatarios y fuente de motivación de nuestra investigación. Quisiera destacar que este artículo de investigación es fruto de un trabajo en equipo en el que han participado no sólo investigadores de nuestro grupo sino también de otros grupos españoles, como el del Dr. José A. Obeso en Pamplona y la Dra. Isabel Fariñas en Valencia. Todos ellos, junto a nosotros, formando parte del Centro de Investigación Biomédica en Red en Enfermedades Neurodegenerativas (CIBERNED). También ha participado activamente el grupo del Dr. Erwan Bezard en Bordeaux (Francia), con el que mantenemos una estrecha colaboración científica.
¿Cuánto tiempo llevan investigando los efectos de las formas patológicas de la proteína alfa-sinucleína en el proceso neurodegenerativo que caracteriza la enfermedad de Parkinson?
El trabajo premiado se empezó a desarrollar hace unos 5 ó 6 años, pero nuestro interés en el posible papel de la alfa-sinucleína en la enfermedad de Parkinson se remonta a la primera vez que se describió una mutación en el gen de la alfa-sinucleína como causante de una forma familiar de enfermedad de Parkinson, hace ya más de 15 años. Desde entonces, hemos ido descifrando algunos aspectos de los mecanismos a través de los cuáles la alfa-sinucleína participa en la enfermedad, como por ejemplo mediante el aumento anormal de los niveles de esta proteína en modelos experimentales de párkinson y en pacientes; su modificación química y estructural como promotor de su agregación patológica; o su participación en la muerte neuronal dopaminérgica.
¿Cómo surgió la idea de comenzar esta investigación?
En realidad, nuestro interés inicial era intentar reproducir en animales de experimentación la formación de los llamados ‘cuerpos de Lewy’, unos agregados proteicos intracelulares que constituyen, junto con la neurodegeneración dopaminérgica, la principal característica neuropatológica de la enfermedad de Parkinson. Los cuerpos de Lewy se describieron hace ya más de 100 años, pero su origen y posible rol en la enfermedad siguen siendo desconocidos en parte debido a la imposibilidad de reproducir estos acúmulos en modelos experimentales de la enfermedad. Como ocurre a menudo en investigación científica, con este trabajo no conseguimos lograr nuestro objetivo inicial (formación de cuerpos de Lewy en modelos experimentales) pero en cambio los resultados obtenidos nos han aportado otros datos, si cabe más interesantes, sobre la patogénesis de la enfermedad.
¿Qué es lo más importante de su investigación?
Con este trabajo hemos observado que las formas patológicas de alfa-sinucleína derivadas de pacientes con párkinson tienen la capacidad de iniciar y extender el proceso neurodegenerativo característico de la enfermedad, incluyendo la muerte neuronal dopaminérgica y la acumulación anormal de alfa-sinucleína patológica en diversas regiones cerebrales. Estos resultados sugieren que la alfa-sinucleína es una proteína clave en la muerte neuronal y su propagación de un núcleo cerebral a otro podría explicar la progresión de los síntomas de la enfermedad.
¿Cómo va a afectar esto a las personas con párkinson?
Si conocemos los mecanismos de progresión de la enfermedad podríamos intentar detener o retrasar la evolución de la enfermedad una vez establecida. Basándose en nuestro estudio, y en trabajos de otros grupos que van en la misma dirección, esto podría ser posible bloqueando la propagación de alfa-sinucleína de una célula a otra o de un núcleo cerebral a otro, por ejemplo mediante el uso de anticuerpos específicos.
¿Cómo ha avanzado la investigación desde la publicación del artículo en la revista Annals of Neurology en marzo del pasado año?
En estos momentos estamos desarrollando nuevas estrategias experimentales, con finalidad terapéutica, para intentar reducir los niveles de alfa-sinucleína patológica, tanto en modelos experimentales como en humanos.
Gracias a este tipo de investigaciones poco a poco vamos conociendo un poco más de la enfermedad, sin embargo el párkinson sigue siendo una enfermedad muy desconocida, ¿a qué cree usted que se debe esta falta de conocimiento sobre la enfermedad? ¿Cuáles han sido los últimos avances en el estudio de esta enfermedad a nivel internacional?
En realidad sabemos muchas cosas sobre la enfermedad de Parkinson una vez ésta ya se ha establecido, pero seguimos sin conocer la causa de la enfermedad, excepto en unos pocos casos de origen genético, lo que de momento está impidiendo el desarrollo de terapias curativas o preventivas para la enfermedad. Otra dificultad añadida radica en la falta de herramientas que permitan identificar pacientes en fases precoces, incluso pre-sintomáticas, de la enfermedad, ya que sería durante estas fases iniciales cuando los pacientes podrían beneficiarse de un posible tratamiento neuroprotector (dirigido a detener, retrasar o prevenir la muerte neuronal). En los últimos años se está avanzando muchísimo en este sentido, por ejemplo mediante la identificación de síntomas no motores que aparentemente preceden de varios años a la sintomatología motora típica de la enfermedad, lo cual debería permitir el diseño de ensayos clínicos más adecuados para probar estrategias terapéuticas potencialmente neuroprotectoras. Entre éstas últimas, avances recientes señalan, por ejemplo, nuevas estrategias dirigidas a activar los sistemas intracelulares de degradación de proteínas para intentar evitar o reducir la formación de agregados patológicos de alfa-sinucleína.
¿Cree usted que el nivel de estudios e investigaciones sobre el párkinson en nuestro país es suficiente?
En nuestro país hay muy buenos grupos de investigación sobre enfermedad de Parkinson, tanto a nivel clínico como a nivel de investigación más básica, con un amplio reconocimiento a nivel internacional. Por ejemplo, basta sólo con mirar la composición del CIBERNED para darse cuenta del número y calidad de grupos españoles trabajando en enfermedades neurodegenerativas, en general, y en enfermedad de Parkinson, en particular. De todas formas, mientras no encontremos una terapia curativa para la enfermedad, el nivel de investigación sobre el párkinson nunca será suficiente, ni en este país ni a nivel internacional.
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