La evaluación de una nueva tecnología de la salud es un proceso multidisciplinar y multidimensional que requiere de un análisis exhaustivo y la consecución de una decisión común de todos los profesionales implicados. Esta es una tarea muy delicada, y aún más cuando la evaluación se lleva a cabo en la etapa temprana de los procesos de desarrollo de un proyecto, cuando la tecnología no está tan adelantada como para poder realizar ensayos a gran escala que evalúen la rentabilidad a través de los métodos clásicos de economía de la salud. Esta dificultad para recabar información puede limitar el desarrollo futuro de la práctica clínica.
Para tratar las decisiones complejas se utiliza el Analytic Hierarchy Process (Proceso Analítico Jerárquico), una técnica basada en las matemáticas y la psicología que facilita la toma de decisiones al buscar una solución que se ajuste a las necesidades de los usuarios. Esta herramienta se utiliza en distintos campos como el político, financiero, sanitario, etc.
Este proceso de análisis se aplicó para evaluar el sistema PERFORM, un sistema de telesalud para el manejo de personas con enfermedad de Parkinson. Este proyecto está coordinado por el grupo Life Supporting Technologies de la Universidad Politécnica de Madrid y consiste en colocar una serie de sensores en el cuerpo de la persona con párkinson los cuales recogen y envían información a un ordenador que, a través de un software específico, cuantifica los síntomas de acuerdo a una escala unificada para la evaluación de la enfermedad de Parkinson.
Método y resultados
La Analytic Hierarchy Process se utilizó para establecer una jerarquía de 17 necesidades, agrupadas en 5 categorías. Se pidió a un total de 16 expertos, 6 de ellos con antecedentes clínicos y los 10 restantes con formación técnica, que clasificaran esas necesidades y categorías.
Las necesidades más relevantes destacadas por los usuarios son: la detección de las fluctuaciones ON/OFF, la mejora de la aceptación del curso de la enfermedad y el aumento del soporte de autogestión e independencia.
No se encontraron diferencias significativas entre el grupo clínico y el técnico. Estos resultados se han utilizado para evaluar el sistema PERFORM e identificar futuras áreas de mejora.
Conclusiones
En primer lugar, el AHP contribuyó a la elaboración de una jerarquía unificada, integrando las necesidades de una variedad de actores y promoviendo la discusión y el acuerdo hacia una estructura común de evaluación. Por otra parte, el AHP apoyó al usuario en las necesidades solicitadas, así como la asignación de diferentes pesos y prioridades a cada necesidad y, en consecuencia, ayudó a definir un marco de evaluación de los sistemas de telesalud para la gestión y seguimiento de la enfermedad de Parkinson. Esta estructura puede ser utilizada para apoyar el proceso de toma de decisiones en la adopción de nuevas tecnologías en la enfermedad de Parkinson.
Puedes consultar la noticia completa en inglés en la web de BMC Medical Informatics & Decision Making.
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